Yo veo a mi hija como un papel que lo aguanta todo, todo lo que quieran escribir en él, incluso con la llegada del Cáncer.
Si algo he aprendido es que la vida es frágil, frágil y caduca… Más frágil que un papel mojado, más frágil que una ola al llegar a la orilla…
Hay que tener cuidado con esta maravillosa hoja, porque es delicada y le pueden faltar pequeños fragmentos, pero la esencia sigue en en ella! Ahora toca recomponer este papel y esperar a que sus trozos se recompongan para volver a formar el gran pergamino que siempre fue.
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